Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2018

El chico de las buenas palabras

Se conocieron de la manera más básica de todas: un día él pasó caminando frente a ella y le sonrió como si la conociera de toda la vida, o al menos, eso imaginó ella. Al cabo de unos minutos, ya tenían el número telefónico el uno del otro. « Estoy aquí » ­ escribió ella. «Estoy aquí» respondió él. No quiso parecer acosadora y no lo molestó más por el resto del día, pero, a ver, ¿por qué hizo eso? ¿Por qué no le preguntó todas las cosas que quería? ¿Por qué dejó de hacer «esto» para no parecer «aquello»? Porque claro, todos mostramos siempre lo que queremos que otros vean, no lo que realmente somos, y quizá ese sea el motivo de tantos fracasos. Aunque, por supuesto, no quería resultar acosadora. Pronto reconoció que a ella también le hubiera resultado patética y melancólicamente dramático descubrir que él estaba desesperado por recibir amor. Porque ella estaba realmente desesperada por ser querida. Se obligó a actuar como una persona decente y al final, suspiró. — Hola,

Como se enamoran los hombres

Cuando  lo conoció, antes de siquiera saber su nombre, su mirada le resultó acogedora, es decir, se sintió invadido por él, pero por supuesto, eso no podía ser cierto, porque se notaba a kilómetros que aquel chico gustaba de mujeres, y no de hombres, como el protagonista de esta historia. En cuestión de segundos ya sabía su nombre y por qué estaba plantado en la puerta de su casa. — Buenas tardes — dij o Ángel — ¿Buscas a alguien? — Hola, no, bueno, vine con tu tía. — respondió Daniel con una sonrisa que descontroló a Ángel. Sup o que se encontraba ahí porque ayudaría a su tía en un trabajo de construcción por unas semanas. Notaba que de momentos lo veía de reojo y eso le inquietaba, pero se deshizo de esos pensamientos. Daniel podía incluso tener novia o hijos. Ángel era un simple estudiante universitario. *** Pasad os unos días, no podía pasar un día fuera de casa de su tía, se había convertido casi en un ritual ver a Daniel. Lo observaba comer, fumando, vien