«Espacio» según una
de las definiciones que le da la Real Academia Española (RAE) a esa palabra es
«porción de tiempo». ¿Pero necesitamos solo una porción cuando queremos alejarnos
de todo?
No sé si la gente al final de todo,
lo único que le gusta es atribuirle lo que le sucede a su edad. Como si las
crisis estuvieran aprisionadas en una burbuja de tiempo que tenemos que atravesar
al transcurrir de los años. «La crisis de los 21», «La crisis de los 30», «La
crisis de los 40». La crisis, la crisis, la crisis.
¿Y si lo que muy en el fondo no
queremos es admitir la existencia de mordiscos arraigados en nuestros hombros?
¿Y si lo que quieres es simplemente una caricia de madrugada? ¿Y si lo que
quería era que me desnudaras cuando yo cerraba los ojos y te contaba de mi vida
mientras te quedabas en silencio? ¿Qué pasa si lo que necesitaba era que calmaras
esta necesidad que tienen mis dedos de seguirte a todas partes? ¿Está entonces
condenado querer crear un mapa donde las coordenadas lleven tus manos directo a
las mías? ¿He de inventar una excusa para tener tu abrazo o tu voz? Porque muy
poco odio, pero odio suspirar sin poder decírtelo. Sollozar, por otro lado, se
ha convertido en una balada sin fantasmas. Además, hablo con el corazón
enmudecido y sobrevivo creyendo que guardamos orgasmos para cuando nos volvamos
a encontrar, a sabiendas de que mi ayer nunca volverá. Y me cuestiono cada noche
si al recordarme te duele la espalda o te tiemblan las manos. Como me sucede a
mí. Porque ya no me da miedo la tristeza o la soledad, ni me asustan las malas
personas, los falsos amigos o los días grises. Por el contrario, supongo que
estoy de vuelta porque me han dicho que uno es de donde llora.
¿Pero acaso no buscamos a alguien
que nos haga sentir vivir y no morir? ¿No es entonces maravilloso tener a
alguien con quien compartir tus penas o alegrías? ¿O la rabia que fluye por tus
venas se encariña con las caricias, con
el roce de sus dedos por tu piel?
Sobran las razones para huir de todos
aun estando presente. No está mal querer estar bien, por eso sobran las razones
para querer espacio y esperar la llegada de la calma. Siempre sale el sol,
siempre llega.
Pero si he de llorar, morir, reír
esperando su llegada, entonces no habrá persona en la tierra que se desenvuelva
mejor que yo en cosas del amor como lo son la risa o el llanto, la vida o la
muerte.
dios, qué post.
ResponderEliminarEso solo pasa si estás enamorado. Si estás enamorado estás «jodido y radiante, quizá más lo primero que lo segundo, y también...».
ResponderEliminarDel resto, siempre reina el amor propio, y creo que preferimos siempre sentirnos bien. Solo acudimos a estas emociones por muy pocos períodos, exactamente, para sentir que estamos vivos.
P.D.: creo que describes una especie de relación tóxica.