Esto está dedicado a ustedes dos, por haber dejado que yo permitiera que me rompieran el corazón de la manera que lo hicieron, de la manera más dulce y poética de todas: con acciones y palabras que ni ustedes mismos comprendieron jamás. Les juro que se los agradezco infinitamente.
***
Estar en un triángulo
amoroso se siente como correr por una carretera y darte cuenta que no tiene
salida, como intentar beber agua de un vaso vacío, como correr al final del
túnel para encontrar la luz y sentir que nunca llegas, se siente como golpearse
el dedo chiquito del pie o como cuando te golpeas el codo y sientes que una
corriente eléctrica te atraviesa por completo, es como sentir gusto por el
blanco y el negro a la vez, como si estuvieses en el cielo y el infierno al
mismo tiempo, es sentir ángeles y demonios en un mismo cuerpo . Es sentirse
morir en vida, y puedo dar fe de ello.
La sensación de
infierno llega en el segundo que sabes que tal hecho ocurrió. Es como si el
cuerpo se te congelara por un segundo (o por años). Es como si toda la
sangre haya decidido desaparecer de tu
cuerpo y haya querido acumularse en tu corazón, el cual late a mil pulsaciones
por segundo. Por una milésima de segundo es como si el mundo se haya paralizado
y las palabras no existiesen. Sí, así se siente. Y cuando la sangre toma su
curso normal, es allí cuando cierras los ojos, tomas aire de donde no lo hay,
salen las lágrimas y la decepción aparece.
Se siente como si
dos aves se posaran en tus hombros y no poder elegir a una o a la otra. Como si
fusionar un cuerpo con otro fuese una añoranza. Es como no sentirse querido ni
por uno ni por otro pero amado a la vez por ambos. Distorsión de la realidad
incluida. Lo que se siente es tan inexplicable que notas que no te cabe en el
pecho. Sientes como si el amor pudiera resultar ser tan vital como el agua y
aunque sabes que el agua pudiera ser veneno, te empecinas por beberla.
El equilibrio no
existe puesto que no hay dos polos, hay tres.
No puede haber
dos extremos, hay tres.
No hay dos
opciones, hay tres.
No solo piensan
dos cerebros sino tres. No hay dos puntos de vista distintos sino tres
mentalidades que chocan entre sí una con la otra y con la otra. No es estar o
ir de un lado a otro sino de este lado y al otro y al otro lado también.
Y sientes morir.
Y sientes desgarre en tus extremidades. Y sientes que el frío penetra más hondo
que en los huesos, que en el alma misma. Y aparece el llanto. Y tu alma se
seca, desaparecen las sonrisas, los murmullos se incrementan, el hueco se
expande por todo tu ser y te marchitas. Como una flor, como una mirada sin
rumbo. Es ahí cuando te vuelves esclavo
de lo que sientes o de lo que por ti nadie ha podido sentir.
***
Cuando
estás atrapado en un triangulo amoroso y no ves salida, tu vida puede tornarse
torturante. Y yo sé de torturas, al menos, de este tipo. Si estás en uno,
déjame llorar contigo, o al menos, ayudarte a salir de él (asumiendo que yo
salí del mío, de seguro).
Por
la razón que sea, estar envuelto en este tipo de emociones tóxicas es muy
debilitante para cualquiera, tanto física como mentalmente.
Es
complicado. Realmente es complicado.
Y
ojalá nunca puedas comprender esto, tú que me lees.
Desde
mi punto de vista (impulsado por mi experiencia propia) considero que puede
haber tres puntos de inicio en un triangulo amoroso:
1)
Cuando estás en una relación “estable”, aparece un tercero y
tu pareja lo deja entrar:
Si resulta que te sientes súper enamorado (o puede que
no te sientas súper enamorado) y tu pareja dejó que se colara un tercero,
inevitablemente la sensación de traición aparecerá en un segundo en tu
organismo. Se siente feo ser traicionado, ¿cierto? Se siente muy desagradable
que te claven una puñalada en la espalda (o en ocasiones en el pecho) y que
además, no te hayas dado cuenta de ciertos avisos (señales) antes de que
sucediera tal atrocidad.
La sensación de infierno llega en el segundo en el que
te enteras que tu pareja te fue/es infiel. En el segundo que sabes que tal
hecho ocurrió es como si el cuerpo se te congelara por un segundo (o por años).
Es como si toda la sangre haya decidido
desaparecer de tu cuerpo y haya querido acumularse en tu corazón, el cual late
a mil pulsaciones por segundo. Por una milésima de segundo es como si el mundo
se haya paralizado y las palabras no existiesen. Sí, así se siente. Y cuando la
sangre toma su curso normal, es allí cuando cierras los ojos, tomas aire desde
no lo hay, salen las lágrimas y la decepción aparece.
2)
Cuando estás en una relación “estable”, aparece un tercero y
tú lo dejas entrar:
Seguramente sé cómo te debes sentir. Puede que con tu
pareja te sientas de maravilla, con una entrega total (o simplemente pueda que
no), pero llega el tercero tocando a tu puerta y el piso se convierte en un
temblor. Por la razón que sea, ya sea porque es más bonita/o, más agradable,
más egocéntrico, o sencillamente porque irradia mucha más malicia o ternura que
tu pareja. Si el tercero llega a tu puerta y lo dejas entrar, el huracán ya dio
comienzo. No hay vuelta atrás. Es tan efímero lo que sientes que un segundo la
sensación de placer te embarga por completo y al segundo siguiente el remordimiento
de conciencia se hace insoportable en tu mentecita retorcida. Es como viajar
del cielo al infierno y viceversa. La culpa no te permite seguir, pero el
placer te empuja con una grúa.
Si el daño está hecho, sientes morir. Tu cuerpo se
dividió, ¡Y ni hablar de tu mente o tu corazón! Hay dos situaciones, la
primera, quieres que lo que sientes por el tercero no desaparezca, que crezca y
que perdure. Y la segunda, no quieres dejar a tu pareja, te parece inconcebible
destruir algo que ambos estaban construyendo. Me atrevo a decir que quisieras
por un momento que ambos se fisionaran en un solo cuerpo, que uno tuviera lo
que no tiene el otro, que ambos fuesen uno.
3)
Cuando el tercero eres tú:
También sé lo que tú debes estar sintiendo. Te resulta
inevitable. Es como si la palabra prevención o resistencia
no existieran en tu vocablo. Bien sea porque sientes placer al ver destruirse
una relación de dos (lee bien, DE DOS)
o bien porque tus sentimientos no pueden reprimirse. Y no te culpo, no podría
hacerlo. No siempre eres el malo de la película. Por lo general no le pones a
nadie una pistola en la cabeza para que te corresponda, solo lanzas la red y si
alguien se deja pescar, lo devoras en todos los sentidos sin remordimiento
alguno.
¿POR QUÉ ME
SUCEDE ESTO A MÍ?
v Si sientes que eres el
afectado:
Por pajúo, por gafo, por estúpida, por imbécil es que
te suceden esas cosas. ¡ABRE LOS OJOS MI AMOR! Ningún crimen es perfecto. Obvio,
tampoco te puedes hacer la victima del cuento, aunque victima eres de por sí.
En este sentido, existen dos panoramas:
1.
Diste todo: Si esto fue lo que sucedió,
pues deberías estar calmado/a. Grábate algo en tu cerebrito: sentir que diste
todo y que nunca fuiste infiel y que no fallaste y que entregaste tu alma y tu
corazón es la mejor sensación del mundo. Si es necesario repítete las siguientes
afirmaciones a diario, de manera que las internalices algún día:
a. “Al menos sé que di cada centímetro de mi vida en ese amor”.
b. “Al menos yo puedo mirarme al
espejo todos los días sin sentir vergüenza de mí mismo”.
c. “Al menos yo puedo llegar a
la soledad de mi habitación, y acostarme sin remordimiento de conciencia alguno”.
2.
No diste todo: Malas noticias para ti; el
remordimiento, la rabia o la culpa se apoderarán de ti tarde o temprano.
Llorarás a mares si sientes que por tu propia culpa te engañaron, si sientes
que si hubieras sido-hecho-dicho esto o aquello, nada de esto
hubiese sucedido. Pero tampoco te
tortures de esa manera, no te suicides con un cuchillo de cartón. Si te quieres
echar la culpa, al menos hazlo de manera equilibrada
(si es que tal cosa puede existir) de la siguiente manera:
a. “Quizá fallé al no dar todo
de mí, pero soy un ser humano y me equivoco como todos”.
b. “No fue como lo esperé pero
al menos ya sé qué haré la próxima vez”.
c. “Pudo ser peor”.
v Si sientes que eres el que afectó:
¡POR ZORRA! ¿Por qué más puede ser? ¡No puedes ir por
la vida traicionando la confianza del otro y pensar que no pagarás por ello!
Pero tranquilízate que no te puedes echar a morir. Todo tiene su razón de ser y
es muy probable que sea por ciertos motivos:
1. Tu pareja no dio todo de sí: ¡Y es más que natural que hayas
buscado en otro lo que con tu novia/o no tenías! Si alguien no tiene lo que tú
deseas, el organismo mismo se siente loco por encontrar lo anhelado, y si el
primero que aparece lo tiene, lo aprovechas.
2. Tu pareja dio todo de sí pero te supo a mierda: Eres puta por naturaleza. ¿Y
qué hay de malo en ello? ¿Quién no lo es en algún momento de su vida? Dime a
quién consideras puta y te diré qué tan puta puedes ser.
v Si eres el tercero:
¡POR SER MÁS ZORRA AÚN! ¿De verdad crees que la vida,
el destino, el universo, o como quieras llamarlo, no te cobrará todo el mal que
has hecho? Y luego se preguntan por qué les pasan las cosas que les pasan… Pero
ten calma que ciertas cosas pueden ser comprensibles hasta cierto punto. Es
decir, si te metiste en una relación ajena, puede haber ciertos motivos, como
los son:
1.
Porque la persona que te
gusta es un buen partido y te quieres jugar todo por él o ella: Esto es muy aceptable y
comprensible, de hecho. Cuando el cuerpo y la mente se empecinan por alguien,
no hay quien los detenga. Si quieres jugarte todo por esa persona (aunque tenga
pareja) harás lo que esté a tu alcance para obtenerla; llamar su atención,
pedir una oportunidad, coquetearle sin mesura.
2.
Porque resultó inevitable
sentir algo por el otro: Los sentimientos florecen sin que nos demos cuenta, y cuando
sucede, es muy difícil revertirlos (¡Como si realmente fuese posible!)
3.
Porque simplemente eres
zorra: ¡Hola,
zorra! ¡Sí! ¡Puta, puta y puta! Quizás hasta podamos llevárnosla muy bien.
Intentaré comprenderte diciéndote que no eres la única persona que siente esto.
¡A cuántos les gusta cogerse a todo el mundo! ¡A cuántos les gusta romper
corazones solo por diversión!
CÓMO NO PERMITIRLO:
Ø Cuando tu pareja dejó que el
tercero entrara:
Si conoces tus límites, tienes una buena autoestima y
sabes que quien te es infiel no te merece, las cosas marcharán bien en tu vida,
puesto que no aceptarás que la lluvia te moje porque ya tendrás el paraguas
bien abierto mucho antes.
Ø Cuando tú dejaste que el
tercero entrara:
Si tienes claro que no debes hacerles a otros lo que
no te gusta que te hagan, las cosas marcharán bien. Si por el contrario, ya
fuiste infiel, no queda más que tener algo de decencia y comunicarlo. Y si
resulta que te sientes tentado por otra persona (el tercero) y no sabes qué
hacer, igual comunícaselo a tu pareja, te aseguro que la comunicación es la
base de todo y es muy posible que encuentren una solución, de seguro que sí.
Ø Cuando el tercero eres tú:
Espero que antes de que decidas hacer cualquier cosa
tengas consciente que todo lo que haces se te devuelve multiplicado, siempre.
TODO. Lo bueno, y lo malo de igual manera. Si eres infiel metiéndote en la
relación de otro, es muy, pero muy probable que te sean infiel a ti también en
algún momento (sobre todo la persona con quien fuiste infiel). Todo se
devuelve. Llámalo ley de causa y efecto o boomerang, siempre pagarás por todo
lo malo que puedas hacer. Resístete.
CÓMO
SOBRELLEVARLO:
A. Cuando tu pareja hizo el daño:
Las cosas
pueden resultar un infierno total, créeme. Si ya el daño está hecho, primero
tienes que pensar en qué es lo que quieres realmente, pero para ello debes
tener cabeza fría.
Tips para cada decisión que tomes:
a.
Por si decides dejarlo: Arranca todo de raíz. Todo.
No dejes que se excuse ni pidas explicaciones. No intentes saber qué hiciste
mal o por qué sucedieron las cosas, lo descubrirás por ti mismo en el camino.
No busques saber cosas del tercero, muy por el contrario, dile adiós a tu
pareja y déjale claro que no pueden estar juntos, por cuestión de dignidad, de
principios y valores. ¡Y no le demuestres jamás que te afecta o te parte el
corazón en mil añicos! ¡Jamás! ¡NUNCA!.
b.
Por si decides perdonarlo: Si ya decidiste perdonarlo, espero que tengas claro que
las cosas jamás serán iguales. Jamás. Ya algo se fracturó en la relación, algo
acabó para siempre, algo murió. Pero si esta fue tu decisión, es válida. Solo
te recomiendo lo siguiente para que puedas sobrellevar el asunto:
i.
Pide explicaciones, motivos por los cuales la infidelidad
hizo aparición y mediante ello intenta modificar conductas si resulta que tú
también tienes tu grado de culpa en ello.
ii.
No escudriñes cómo pasaron exactamente las cosas (cómo se
besaron, en qué posición lo hacían, qué parte del cuerpo se tocaban y cosas por
el estilo, puede resultar aterrador), solo quédate con el hecho. Y el hecho es
que sucedió y ya.
iii.
Intenta (contra viento, marea, huracanes y demás) no recordar
en el futuro lo sucedido en el pasado (Esto es muy difícil de modificar, de
lograr, tenlo por seguro, pero esfuérzate). Déjalo atrás, en el baúl de los
tristes recuerdos. Si por el contrario, lo sacas a relucir en el futuro como
defensa personal, todo irá de mal en peor, y te aseguro, desde lo más profundo
de mi alma y mi corazón (si es que tales cosas existen en mí), que es la cosa
más triste del mundo. Es realmente triste.
B. Cuando el daño lo hiciste tú:
Entre la espada y la pared. Sí y no. Blanco y negro.
No sabes qué debes hacer, cuál es la mejor decisión que debes tomar, cómo
afrontar las cosas, cómo tener valentía. De seguro necesitas un abrazo muy
fuerte, mi chiquillo.
Tips para cada decisión que tomes:
a.
Por si decides seguir con tu
pareja: Asegúrate
de que se sienta seguro/a de ti. Demuéstrale cada segundo que le prefieres, que
le deseas, que le eliges a diario. Haz lo mejor posible por hacerle sentir
querida/o, y dale muchos muchos muchos abrazos siempre, los necesitará, te lo
digo de corazón.
b.
Por si decides dejar a tu
pareja: Deja
todo y corre. Pero antes, puedes dar razones de por qué decidiste tal cosa.
Explica. No intentes hacerle sentir culpable ni te hagas la víctima, son cosas
que le pueden suceder a cualquier persona. Y asegúrate de no volver. Nunca. Asegúrate
de no dar esperanzas.
c.
Por si decides estar con el tercero: Puedes explicarle a tu pareja por qué
prefieres al tercero y romperle más el corazón o simplemente no dar
explicaciones y dejar que llore hasta que se muera pidiendo explicaciones. Tú
decides. Solo déjale claro que no hay vuelta atrás, que no habrá regreso nunca
más.
d.
Por si decides estar solo o
sola: Es la
decisión más inteligente que pudiste tomar. ¡HUYE DE AMBOS!
C. Cuando eres el tercero:
Puedes sentir que no vales nada (y es probable que sea
cierto) o puedes sentirte necesitado por el otro, en cualquier caso, también
hay tips para ti.
Tips para cada decisión que tomes:
a.
Si sigue con su pareja y no
te eligió a ti: Date cuenta que de seguro fuiste cuestión de una noche y nada más. Si
alguien te ama realmente no tiene que estar con su pareja para darse cuenta que
no le ama y que te ama es a ti. ¿De verdad crees que si puede tenerte
fácilmente y no te tiene es por culpa de su pareja? ¡Valórate! Decidió estar con su pareja, no contigo. Decidió
volver con su novio o novia, y no te prefirió a ti. ¿No puedes darte cuenta
aún? Sé que puedes sentirte mal, vacío, utilizado o que no significaste nada, y
quizás sea así, porque la gente está donde más se siente a gusto, siempre. Pero
no te des dolores de cabeza, tendrá su merecido cuando menos se lo espere.
b.
Si eligió estar contigo: Solo puedo decirte que tienes
que estar consciente de que esto es lo que puede pasar:
i.
Su relación será fructífera: Al menos ambos saben ya de
lo que son capaces de hacer.
ii.
En algún momento te nombrará
a su ex: De
cualquier manera, y es que es tan obvio, su ex fue primero, lo que sucedió
contigo ya sucedió con su ex antes. Si te lo menciona por algún recuerdo, es
probable que lo puedas sobrellevar. Pero si te lo menciona comparándote con él
o en alguna pelea, la cosa se complica. Todo será de mal en peor, se convertirá
en un círculo vicioso.
iii.
Te será infiel en algún
momento:
Esto es obvio.
iv.
Le serás infiel en algún
momento: Esto
es más que obvio.
¿EXISTE ALGÚN
CULPABLE?
I.
Tú: Claro, tienes tu grado de culpa. Quizás en menor cantidad o
quizás no la tengas (es probable que la tengas toda).
II.
Tu pareja: También tienes culpa. Mucha.
III.
El tercero: Obvio que tienes culpa.
¿QUIÉN QUIERE A
QUIÉN? (O LO QUE ES LO MISMO A “¿QUIÉN TIENE LA RAZÓN?, ¿QUIÉN DICE LA VERDAD?”):
Nunca podrás saber tal cosa: la verdad. Nunca, y menos
en una situación como esta. Te lo garantizo. Puedes exigirla de un lado o del
otro, pero pueden diferir las opiniones y es que hasta incluso puede que las
opiniones de uno y del otro coincidan y ser simplemente todo mentira. Nunca
podrás saber quién tiene la razón, quién miente, quién dice la verdad
realmente. En cualquier posición que te encuentres. Y te aconsejo que te
acostumbres a ello. A que todos mienten, o todos tendrán su manera de verlas
las cosas distintisisisimamente a tu manera de ver o vivir esta situación.
Torturarte al preguntarte si te quiere a ti o a la
otra, o si lo prefiere a él o a ti o tú o yo o nosotros o lo que sea (ya me
perdí), no te servirá de nada. Quédate con la tranquilidad de saber que la vida
es efímera de segundo a segundo, quédate con la calma de saber que nunca una
tormenta duró mil años, quédate con la paz de saber que cuando la noche se
torna más oscura es justo el momento en el que saldrá el sol. Y siempre sale el
sol.
***
De manera personal, me identifiqué mucho con el siguiente vídeo, en el cual queda reflejado, en todos los sentidos, cómo me sentí al estar en un triangulo amoroso. (Y cómo probablemente te sientes tú, si estás en uno).
¡Hasta la próxima!
Iba a escribir un montón de cosas al respecto de esto, pero, mejor no. Solo diré una sola cosa: guardas mucho rencor.
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